Friday, December 15, 2006

Angst



Es lo de querer arrancarse

a un museo

sentir ese ambiente

frío

pétreo

oscuro e intensamente envolvente

es no tenerlo

es padecer

por ya no haberse transformado

en hormigón muerto.

La luz

de un valle

de una ciudad

donde caen los rayos oblicuos

encima

se padece

se arrastran los pies tambaleándose

enfrentando la angst

es que no hay salas

donde resguardarse

sólo inmensas pampas de pasto amarillo

o forúnculos que romper con las uñas,

dejarlos supurar

e infectar.

Se retoma el aliento

la brisa

entra a la garganta

firme aguarda

se aquieta adentro

e insiste poder,

entonces limpia, aquieta

renueva los colores.

Nunca quiso salvar

nunca esperó

sacarse del borde costero

Encierro de milenios.

Thursday, November 23, 2006

Las palmeras también dan miel….

Me da espasmos de terror

indagar

en el dolor

coarrugante de sol

playero.

Mientras el velcro

formado

por mis creaciones nada más

va derritiéndose

va venciéndose

Sobre todo

son los sollozos

Ánimas en pena

desplegados en camas,

en donde he estado penetrada.

Es

la maldad del hundimiento.

En eso que no era mío,

sino de ellos.

Es que de esas veces

¿de esas?

Muchas.

He caído rendida

observando mi figura

proyectada en el techo

sin haber sentido

al otro

indispensable

¿entonces que será

querer?

será:

contemplar

o

¿aprender a desabrochar botones

sin sentirlos unidos a los ojales?

Wednesday, October 11, 2006

Conservar / o Todo el mundo está expuesto a pequeñas cantidades de formaldehído en el aire



La foto de mi hermana,
ella
recién lavada la cara en el baño del mall
tratando de parecer menos estridente,

pensará quién mire la foto en oficinas
enanas donde apenas se trabaja,
y sólo se agota la gente que vaga allí.

Bienestares estudiantes
inútiles que dan su sol cuando la gente como una
se echa un ramo y todo el yugo del trabajo
mal pagado estudiantil se viene.

Más abajo,
en el álbum rosa
que conserva puras fotos carné
en colores (bastante adelantadas para la época)

cómo decía mi madre
q.e.p.d.

Están los rostros de muchos
familiares casi olvidados
eso si por mi
por lo menos

o sea quién hizo está colección
los recordaba
echando una mirada
y antes de que le preguntara me decía
es tal o cual.

Navidad 1997
q.e.p.d.
no sabía que hacer para
recordar esta fecha porque ella se iba,
entonces decidió
jugar a que adivinaran
los nombres del álbum

y cómo sabía que ella ganaría siempre
decidió buscar en esos dos días
que quedaban para los regalos
fotos de rostros
que todos conocieran
en casa.


q.e.p.d.
miró revistas
hurgó en los closets
se paseó entre los rostros de las cajas de leche,
visitó el orfanato,
logró caras parecidas a las de su hija pequeña
a los de la mayor
y a los del padre-progenitor
en distintas edades de las vidas de ellos,
quizá una por año
exceptuando los bisiestos.

Ese día el regalo fue estupendo
todos adivinábamos
madre reía,
decía
¡sí!
miraba las inscripciones
que ella misma había hecho detrás
de las láminas
¡excelente! ¡correcto a la edad de 8 años!

Thursday, August 17, 2006

Redención ante Tú santo mío


Si estuvieras acá
no escucharía nada
no vería sombras imaginarias.

Si me quedará allá
estaría alejada de todo esto
expuesto por pleitesía al miedo
con la maldad infinita,
porque acá me inclino a soportar
quién me asusta
volviendo hastío hasta
las razones
más ordenadas.

Por eso bajo el rostro y
colocándome frente
a una aureola hecha de rama,
oro:

Creo

en considerarte

trozo mío.

Y te huyo por eso

solamente espero alcanzarnos

dentro del pensamiento

que se basa en ti.


Levanto el mentón
Miro al horizonte elevando la mano derecha:
repito tres veces: seguridad sagrada,

seguridad sagrada

seguridad sagrada.

Pedazo de espermatozoide roto
te sugiero una espera
durmiendo en mi matriz corrugada,
y ya sabes
los chanchitos de tierra vueltos bolitas
rodeando la vasija,
logrando correr sobre ella
caerán al vacío
mientras resuenen, mientras haya sino
de vida te estaré aún cobijando,
pensando engendrar
para expulsar
será un cambio de protección por fe.

Saturday, August 12, 2006

El ruido de fondo me ensordece

Me han estado dando ganas de hacer cosas tipo Amelié, pareciera que la rutina tiende a pervertir las ideas a medianoche, sobretodo cuando me obligo a ir a la cama y dormir, es que por lo general no siento el suficiente sueño para ello, aquietándome sólo con la búsqueda de una actividad, cualquiera sea, agotando así las energías del día y bueno ayer no fue la excepción, pero tuve serios problemas en hacer lo de siempre, porque estaba en casa de una amiga, lejos del espacio mío.

Por eso debí echar mano a los recuerdos, empecé a recorrer de a pocos los momentos que se me vinieran a la memoria, y no encontré más que a Pril sonriendo, y allí estaba yo, grabándole los ruidos de la casa donde vivía hace tres años atrás y a la vez pensaba en su rostro cuando los escuchara en su reproductor.

En cambio, en la habitación donde pasaría la noche sólo se escuchaba el mar, el ruido era envolvente y sin necesidad de concentrarme en ello para escucharlo, lo cual sí debo hacer en la casa que arrendé en esta ciudad, ese sonido aquieta, volviéndome vulnerable al descanso, pero cierro los ojos y parece tan poco lo sucedido desde ese tiempo de Pril, él es central en cómo me siento ahora. Pienso, cómo me gustaría poder golpear nuevamente alguna puerta de las que tomo todos los días, en abrir los cajones, en hacerle transmisible el ruido del refrigerador, del ventilador del pc, de los sonidos de la película de turno, ¿cómo sería poder regresar a hacer lo mismo, pero como soy ahora?, y hacerle recorrer cada uno de los espacios desconocidos para Pril.

Tiendo a sentir melancolía de vez en vez me digo, auto convenciendo mi sensación de dificultad frente al olvido, entonces para poder caer en el sueño estático regreso sobre unos minutos atrás mientras con Analía mirábamos el mar, yo hablándole de las arrugas de mi rostro y cuello, intercalando pedazos de fantasías sobre las premoniciones de vivir en este lugar, pero no me es suficiente colocar un recuerdo sobre otro, Pril se aparece de nuevo y su voz dulce detrás del auricular reconociendo emoción sobre la grabación que le había enviado por correo, su afección me la traspasaba tan bien, ¿cómo fue todo aquello Ann?, me autopregunto quedando triste por un momento, y los pensamientos tendientes a racionalizar todo se aparecen a la orden del insomnio.

Voy al baño, al sentarme en el W.C. tomo una revista naturista, a la cual está suscrita Analía, leo sobre la desintoxicación del cuerpo y siento importante escuchar música en estos momentos, pero en este baño no hay reproductores ni están mis canciones favoritas para no pensar, reconozco que estoy huyendo, lo cual es normal dicen cuando uno tiene insomnio, entonces mejor regreso a la cama, a la cual llego revolcándome ruidosamente. Ese sonido no hace más que hacerme ir a donde vivía, un lugar pequeño como una casa en miniatura, claustrofóbica, fría, blanca por todas partes, camaleónica porque se volvía de un color gris por las noches, añeja pero de todas formas querible, era una especie de laberinto extraño, porque de verdad fui descubriendo en ella sus sectores, haciéndolo de a poco, en los escasos meses que la ocupé, tanto así que siento una necesidad tremenda de estar de nuevo viviendo en ese tiempo.

Es raro pero la angustia empezó en ese momento a apoderarse de mis ideas es que tan sólo creer en el traspaso de los momentos recordados hacía algo asible me hacía sentir la cruel innecesidad de no atentar contra el pasado, impidiendo asumir haberlos vivido para escribirlos, así solamente iba a expresar una frustración, la de no lograr poder cambiar los recuerdos repasándolos sin sentido alguno al momento de transformarlos en palabras.

Por eso, cuando llegué donde arriendo comencé a cuestionarme todas las vivencias, y hacer cosas tipo Amelié también, porque no sirven si no es para metarecordar, o sea simplemente hacer algo que concientemente se transformará en recuerdo, eso es tan aburrido pienso, porque es una forma de control de cómo he vivido, entonces siento mucho los regalos que les hice a Pril, todos absolutamente cada uno los pensé de esa forma, bueno siempre lo he sabido, soy una maldita egoísta pensando sólo en cómo la vida la puedo guardar mientras la voy viviendo así simulada, media actuada, quizá hasta falsamente, y a pesar de todo eso, lo sé bien aún lo tengo presente en no se dónde, porque quizá dónde van a parar las sensaciones del pasado, de allí rescato a Pril, presente en primer plano, con su mechón azul de veinte años, delgado, con su pestañeo rápido (un tic marcado desde los siete años), esperándome adentro del vagón de trenes detenido en una estación demolida hace años, llamada Corvi, y yo corro, corro rápido, porque me arranco de mi familia, subo y Pril va dentro, cuando cambiemos de carro en ese lugar que es como un pasadizo mágico al vaivén del viaje nos miraremos sin saber cómo todo sucedió para habernos por fin encontrado.

Wednesday, June 14, 2006

Bosquejos de trazos inconstantes

Es de mañana a lo lejos se ve el colegio, mi padre me lleva de la mano y nos disponemos a que él me deje en el lugar que me espanta por estar lleno de niñas a las cuales le soy una impertinente y no en el sentido de que yo las moleste a ellas, sino que parecieran ocuparme como el ejemplo para dar cuenta de todos sus sentimientos de angustia y rabia, o sea yo parezco una niña-especie, la cual debería retirarse para dejar de estorbar la buena filiación entre ellas, entonces antes de que me deje allí por una nueva repetida vez me dispongo a hacer algo para recordar aquella mañana de mes otoñal, a papá le pido unos lápices de colores que acababan de salir al mercado y por suerte acaban de llegar al bazar del fondo de la calle donde está el colegio que me parecía de una arquitectura bonita, de madera, color plomo, lo cual hasta hoy lo recuerdo como si estuviera en una impresión tipo iglesia de postal europea, para mi gusto.

Así, la idea de dejar marcado en mis recuerdos alguna de todas esas mañana va tomando forma, mi padre accede y vamos, y compramos la cajita de seis colores de lápices de forma hexagonal, cuando pienso en ello, lo rememoro de una forma muy vívida, paso a paso veo cómo saqué del estuche los lápices y los coloqué en el cuaderno para imitar el dibujo que traía en la caja, era una máquina de tren a vapor y la parte del humo venía recortada, entonces el humo era del color de los seis lápices, recuerdo bien cómo me regocijaba en ese pequeño detalle, lo observé absorta solo con la idea de reproducirlo con la mayor perfección posible, pero mi plan fue interrumpido por la profesora, que se enoja abruptamente frente a mi indiferencia para con ella, porque en repetidas alzas de su voz e interrupción a su clase de biología me hace notar lo impertinente de mi conducta, me amenaza con dejarme fuera de la sala, señala lo mal ejemplo que soy, a pesar de mi buen rendimiento, y yo allí en mi puesto, impertérrita frente a sus palabras, ¡claro está!, que había planeado esa actitud, la sentía como una especie de venganza guardada desde hace días, porque quería convertirme en quién le hiciera notar sus malos tratos hacia mi y las demás chicas, además de hacerle presente su incomprensión por no poseer talento para el basketball colocándome bajas notas en educación física.

Y a pesar de todas esas razones ocultas en mi en esos momentos, lo cual la profesora debió haber presentido, hasta ahora no entiendo muy bien de donde venía toda esa rabia demostrada por Miss Eugene, la verdad no me lo explico, su voz resonaba en desesperación, en enojo expulsado con tanta veracidad, que hasta parecía toda su existencia enfrascada en ello, quizá su neurosis era enfermedad de años y el que una alumna no le hiciera caso venía a aumentar sus síntomas solamente. A mi ya se me había dado la gana de molestarla, de no dejarla hacer clase y volverla cada vez más desquiciada de lo que acostumbraba a ser, entonces no le tomé en cuenta y continué con mi idea del día, era una única vez la que me estaba siendo dada, recordaría ese día para siempre, porque sospechaba que no volvería a irrumpir un diseño novedoso como ese en años tal vez.

Cuando su herida comenzó a supurar de rabia henchida dirige hacia mi rostro palabras de reto y diciéndome: -srta Palma, ¿porqué no me hace caso?, deje de dibujar y copie la materia del pizarrón, que si sigue con esa actitud la tendré que echar de la sala-, a estas palabras yo resuelvo decirle: porque se enoja si yo hago lo mismo que Ud., cuando no nos hace caso sí le pedimos ir al baño mientras estamos en clases, ud. no nos contesta nada, deja que nos hagamos pipi.

Cursaba primero básico y aquella sra baja y de pelo pajoso rubio se enojó muchísimo, de una forma grandilocuente, expulsaba aire por la nariz, realizando una respiración circular que le ahogaba, yo creo que esa clase le dejó mareada, la medida seguiente fue llamar a mis padres, para decirles lo mal que me comportaba, lo cual fue algo aún más divertido, porque mis padres encontraron muy original mi respuesta o bastante aguda para una niña de seis años, entonces no tomaron mucho en cuenta lo que ellas les decía, todo lo contrario nos volvía fuertes en torno a convertirnos en un bloque contra ella, recuerdo muy bien a mi padre decirme que íbamos a ir de noche a rayarle la citroneta a la profe. Era emocionante pensar en ir con mi padre a la casa de ella, con pasamontañas en las caras y clavos en las manos realizando dibujos en el capó de su auto, hasta quizá le dibujaría el tren que salía en la cajita, mi padre le escribiría groserías y luego cuando me fuera a dejar al colegio nos reiríamos de ella.

Al repasar aquellas imágenes, creo haberlas conservado debido a la idea tozuda de ocuparlas algún día de una forma con la cual les devolviera su razón para haberlas vivido, dejándolas quietas y acomodadas, ocupando lo sucedido sin de verdad habérmelo propuesto con tanto ánimo cuando sucedió, es que esos días eran rutinarios, y todos los años los he sentido enfrascada en un ordenamiento individualista, porque tiendo constantemente a no encajar y a sumergirme en la clase de conductas que podré dejarlas marcadas en un tiempo muy después de haberlas vivenciado, lo que me ha llevado a distintos lugares sin la claridad de saber lo que quiero o no de mi, sólo con esas ganas de recordar hechos para contarlos ya sea recordando o frente a nuevas personas con las que me encontraré y de a poco, les podré ir encantando para llevarlos a mi lado y si son hombres, se acostarán conmigo calmando mi sed de compañía y si son mujeres se fascinarán con mis palabras y bailaremos juntas cuando nadie quiera salir a la pista.

Friday, June 09, 2006

Continuidad de mi chica predilecta

Giovanna era mi lugar seguro a la edad de diez años, nos veíamos todos los fines de semana, no se bien como no me aburría de ir a verle y pasearnos horas por su lindo patio, recuerdo que era amplio hacia los costados, yo lo asociaba a Alicia en el país de las maravillas, pensaba que en cualquier momento Giovanna sacaría un conejo de entre medio de las plantas, pero ella no necesitaba de esas cosas para hacerme sentir como en un lugar como el del libro o en su defecto la película, era agradable el sólo hecho que me dieran permiso de ir donde ella, se me exacerbaban los sentidos creo.
En casa sentía cierto encierro abrumador que me apesadumbraba ya de niña, era el idealismo de las cosas como “todos las viven”, o de que el mundo debía ser así o asá, bueno cosas de niña, dolores pasajeros que presentí hondos en la adolescencia, entonces en esos días de Giovanna, con ella no había, no quedaba espacio para la angustia infantil que me perseguía y como consecuencia no disfrutaba de lo hermoso, porque hasta en fotos de esa época salgo con el ceño fruncido y sospecho que reclamando internamente por qué ciertas cosas eran de una forma y no de otra.
Es curioso como Giovanna me calmaba, porque era la chica que yo quería ser, pero tal vez sentía improbable esa conversión de mi parte, en vista de lo silenciosa, imaginativa, ensimismada, errática de mi forma de ser infantil, o sea sentía lo poco que avanzaba de acuerdo a todas las expectativas que colocaba en mi, me exigía y lloraba mucho, porque nunca lo conseguía, bueno todo esto antes de Giovanna, ella vino a consolarme sin que se lo propusiera con sus simples ocurrencias llenaba los vacíos acumulados por esos pocos años vividos, aunque yo en un acto de obsesión fatal y que volvían a esos pocos años, un ciento de datos acumulados (digo esto, porque después no hallaba cómo dejar de hacerlo), es que al terminar al año, cuando todos disfrutaban de la fiesta, yo repasaba la lista del curso en el que había estado recordando nombres y apellidos, lugares donde vivían, diferencias en sus uniformes, tics, etc., pero eso lo hice sólo hasta cuando logré entretenerme y eso fue con Giovanna, quizá busco explicaciones para traerla de vuelta, porque inclusive tengo una foto de ella, pero no le hace mérito, es que tenía unas hermosas en la casa donde vivía con sus padres, nunca me atreví a tocarlas, no podía sospecharse sobre mis inclinaciones hacia ella, sabía del alejamiento obligado que debía simular, creo que leí algo de ello en el Ridest Digest, aunque no poseía conciencia moral ni nada, pero son como las improntas que ya vienen demarcadas.
Aunque yo siempre creía evidenciarme más de lo necesario, porque esa niñita terminaba por superar todas mis expectativas siempre, por recrear mejor de lo que suponía el sabor de un helado de frambuesa, quizá antes de Giovanna yo era una niña-salvaje (en un sentido post moderno latino) y luego de ella, he podido reencontrar de a pocos eso que se pierde luego de cada dolor de herida, de supuración y trozos de piel degenerada.